Unesco ahonda sobre las consecuencias que produjeron las noticias falsas o contenidos malintencionados en las poblaciones nativas de Latinoamérica
Las condiciones en las que viven las comunidades indígenas fueron caldo de cultivo para que la pandemia tuviera otro impacto que nada tiene que ver, precisamente, con la afectación del virus. La diferencia de idiomas, las creencias, la falta de políticas de Estado y la distancia geográfica de los centros urbanos llevaron a los nativos a sufrir por la desinformación que alrededor de la COVID-19.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), junto a la red de periodistas y medios de comunicación LatamChequea realizaron un estudio en el que detectaron vacíos informativos llenados con desinformación igual de peligrosos que los síntomas asociados a la COVID-19 y que afectaron a los indígenas latinoamericanos.
En detalle, el estudio logró descubrir la casi nula o muy poca calidad de información que existía para los indígenas con respecto a los programas de vacunación. Revela el impresionante clima de desconfianza en torno a la gestión del protocolo de inmunización a pesar de que las vacunas eran promovidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los gobiernos de todo el mundo, los laboratorios de investigación y los farmacéuticos. También confirmó que el rechazo de los indígenas a la medicina se basaba en muchas noticias falsas o mal intencionadas.
Este libro refleja el impacto que sufrieron personas nativas durante la pandemia; también ilustra la importancia de trabajar con estas poblaciones indígenas y ofrece recomendaciones para contrarrestar los efectos de la desinformación en esta población vulnerable.
También incluye un interesante caso de estudio en el que cinco medios de fact-checking de Latinoamérica, integrantes de la red LatamChequea, se aliaron con 43 radios comunitarias para difundir más de 30 podcasts en 8 lenguas indígenas en 4 países, con el objetivo de “desmentir las desinformaciones en torno a las vacunas contra el coronavirus.” “El impacto de la desinformación en poblaciones indígenas” forma parte de dos publicaciones de la Unesco que cumplen con el objetivo de “garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales”. El primer contenido divulgado por la organización fue la guía para principiantes para establecer una organización de fact-checking en América Latina y el Caribe.
Factores de desinformación
Este documento de la Unesco desarrolla los conceptos básicos de “desinformación” e “infodemia” para entender sus implicaciones entre las poblaciones indígenas, además de que ofrece un desglose de incertidumbres generadas por la pandemia que facilitaron la circulación de noticias falsas, rápidamente extendidas por la velocidad y alcance exponencial de los medios digitales.
También ofrece detalles de otros factores de desinformación que estaban ligadas a creencias, elementos socioeconómicos y también por el desconocimiento.
Precisa, por ejemplo, que en algunos documentos (realizados por la población indígena seleccionada) afirman que las vacunas son agua destilada, desinformación sobre la vacuna Sinopharm muy difundida en Perú.
Incluso la investigación narra escenas violentas donde comuneros de algunos pueblos indígenas rodearon a brigadas sanitarias que llevaban vacunas con lanzas y armas de fuego para que se retiraran porque no querían que les aplicaran las vacunas debido a que creían que era agua destilada.
También algunos pueblos se negaban a la vacunación por miedo a que eso generara un exterminio de su población, ya que supuestamente la vacuna mataría a la gente que se la pusiera o las volvería estériles, desinformaciones que circularon y fueron desmentidas en numerosos países no sólo de la región sino de todos los continentes.
Otras desinformaciones que circularon también en estas poblaciones y que ya habían sido desmentidas son que las vacunas tenían chips o que las antenas del 5G estaban relacionadas con la expansión del coronavirus” relata parte del impacto hallado por la Unesco.
La desinformación sobre la pandemia y las dificultades de acceso a la vacuna, en agosto de 2021, había tenido una incidencia considerable hasta el punto que la ONU anunció una alerta porque la pandemia seguía siendo una amenaza en las poblaciones indígenas y la desinformación respecto a la enfermedad y las vacunas estaba intacta en estos territorios. También alarmaba como la falta de recursos para el traslado hasta centros urbanos y de salud impactaba.
En el trabajo de la Unesco también se identifica la ausencia del Estado y la falta de políticas informativas para las comunidades indígenas. Se evidencia como existe incertidumbre y vulnerabilidad sanitaria entre estas personas nativas porque no saben o no se les comunica de forma eficiente cuáles serán las estrategias para su inmunización (cómo y cuándo llevarán las vacunas, cuáles se usarán, dónde se realizará la inmunización), lo que crea un ambiente propicio para el temor y la desinformación sobre los antígenos.
Además de estos factores, la conformación de estas poblaciones indígenas y sus jerarquías influían considerablemente en la protección ante la COVID-19, por ejemplo las decisiones de los líderes indígenas en cuanto a los planes de inmunización.
“En algunos casos eran quienes se oponían fervientemente a la vacunación y esto generaba que ninguna o muy pocas personas de su pueblo terminaran vacunándose. Esto, claramente, tuvo su impacto en la falta de vacunación de miles de personas y así lo demuestran incluso los datos de varias regiones de Perú que siguen atrasadas en su proceso de vacunación”, indica la publicación de la Unesco.
Descarga aquí la guía El impacto de la desinformación en poblaciones indígenas