“¡Hasta pronto!” fueron las primeras palabras tecleadas para el último editorial del Diario Los Andes (DLA) del estado Trujillo como diario, dejando a los trujillanos sin opción para informarse a través de los medios impresos. Ya venía el diario de las tres portadas –difundidas simultáneamente en tres ediciones distintas, una para cada estado de la región- con quiebres en las rotativas pues desde hace tiempo, en los demás estados que componen el sector andino, la palabra “diario” comenzaba a sobrar.
Hace poco menos de un año dejaba de circular el Diario Los Andes Mérida, emigrando completamente al entorno web y olvidándose de la oportunidad de hacerse semanario, la cual tendría luego su hermano tachirense que por problemas de transporte, papel y otras circunstancias limitantes dejó de circular diariamente el 2 de octubre de 2015, luego de 23 años de continuidad. Como en el resto de la región, a los hechos se sumó la edición de Trujillo que con el mismo motivo y además de otras razones como el alto costo de las planchas y la falta de efectivo del público, dejó de circular el jueves 31 de mayo del 2018 anunciando que regresaría 10 días después con un formato de publicación semanal; así se transformó el conjunto formado en 1978 en la entidad andina. No duró mucho la edición trujillana con su vestido de semanario, pues el viernes 24 de agosto del mismo año se anunció su emigración definitiva a la web.
El economista Eladio Muchacho Unda, director y fundador del DLA, afirma que “la gran resistencia social que se está dando en Venezuela, en gran parte la están dando los periódicos” haciendo referencia a la supervivencia a la que deben someterse los medios del país. No obstante, Muchacho mantiene la esperanza puesta en el futuro, “yo sí creo que esto se va a normalizar, el país tiene que salir de esta pesadilla y creo que en ese momento muchos de los proyectos que hubo que parar se pueden volver a retomar. Al cesar el paréntesis puede incluso existir un diario de lunes a viernes y un semanario los domingos “, y no sólo continúe así siendo el gran diario regional que ya era sino aún mejor. “No descartamos tampoco la posibilidad de un semanario andino que de alguna forma cumpla más y mejor con la idea original de que del diario Los Andes fuera un recurso de integrar a Los Andes”, añade Eladio Muchacho apostando por un periodismo venezolano de calidad donde reine el “amor y valor” que caracteriza a este medio.
Un dato importante es que se despedía de las labores diarias el primer impreso que ha tenido un defensor de lectores en el país, cargo que ocupaba Antonio Ruiz Sánchez, quien desde el estado Táchira atendía reclamos, derecho a réplica y demás recursos necesarios en el ejercicio de un periodismo responsable y centrado en el reconocimiento de los lectores usuarios.
Para el 11 de diciembre del mismo año la alegría se hace de nuevo presente en las calles Trujillanas. Volvió Diario Los Andes a circular. Esta vez con un formato diario que abarca 5 días a la semana, de martes a sábado, precisamente. Eladio Muchacho, su director, cuenta que la Fundación Complejo Maneiro proporcionó 10 bobinas en compañía de promesas de tinta y planchas, esto gracias a la primicia de que los estados no pueden quedarse sin impresos y DLA, en sus tiempos duros, se mantuvo en la web y no hubo despido a nadie de su capital humano. Esperanza arraigada en la constancia
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Tres caminos
Tres alternativas tienen los diarios impresos cuando están a punto de desistir: cerrar de forma definitiva, migrar al área web o convertirse en semanario. Cualquiera de las opciones deja un vacío en las calles venezolanas, ya que sea cual sea el camino se ha cerrado una ventanilla a la información.
En la investigación realizada por la Asociación Civil Medianálisis, donde se indaga en los medios de comunicación impresos que han tomado alguno de estos caminos, se consiguen 49 diarios para Junio del 2018, en una revisión que abarca a partir del año 2013. De esos 49 diarios impresos, 4 se han convertido en semanarios, específicamente el Nuevo País (Caracas), El Tiempo (Puerto La Cruz), Provincia (Sucre) y Diario Los Andes (Trujillo). Uno solo circulará de lunes a viernes y otro dejará de circular viernes y sábados, siendo estos La Verdad (Vargas) y El Informador (Lara), quedando entonces 43 medios con la santa maría de la edición en físico cerrada.
Son muchas las razones, -ya bastante conocidas- que han generado el cierre de los medios impresos, la principal, la falta de papel. Pero ¿Cómo funciona “la pelea de papel” en Venezuela?
El Complejo Editorial Alfredo Maneiro fue inicialmente constituido en el año 2013 por el Presidente Nicolás Maduro para imprimir periódicos, revistas y libros con sello oficial; ahora, es el ente encargado del monopolio de venta y distribución de papel periódico en el país, está adscrito a la Presidencia de la República y se encuentra detrás de los viejos galpones de Almacenadora Caracas, en Catia. Hasta el presente actúa como jugador principal en la implantación de la denominada hegemonía comunicacional en Venezuela pues ha optado por la discriminación para controlar o castigar a la prensa.
Y ahora ¿por qué no cumple su función? En términos generales, por esa línea crítica o independiente que presentan los medios privados ante la gestión del gobierno nacional. María Isabel Rodríguez, coordinadora del programa de observatorio social de la Asociación Civil Espacio Público, señala que El Carabobeño fue uno de los casos más emblemáticos por esa constancia en su línea editorial crítica al gobierno nacional, caso similar al Impulso y otros periódicos a los cuales se les negaba la obtención de su principal ingrediente.
Pero no solo es esta vía… a parte del deseo de crear silencio a través de esta corporación “existe una política reiterada desde varias instancias; tanto desde instancias administrativas, como es el caso de la Corporación Maneiro, como desde instancias judiciales”, como es el caso de Tal Cual que no solo sufrió los males del insumo, sino que también vivió una serie de demandas continuadas y reiteradas, un hostigamiento judicial que ha sometido al medio y a sus directivos al punto de lograr su desequilibrio económico. Válido también recordar la demanda contra David Natera Febres, director del Correo del Caroní, quien fue demandado por la cobertura informativa que hizo el medio en 2013 sobre el caso de corrupción en CVG Ferrominera Orinoco, derivando en una pena privativa de libertad. “Hay una serie de mecanismos orientados a debilitar por vías sofisticadas la funcionalidad y la operación de los medios de comunicación”.
Una investigación realizada por la organización Espacio Público ha registrado en el año 2018, 15 medios afectados por la escasez de papel prensa entre enero y junio del mismo año. De ese total, 4 han salido del mercado de forma indefinida, 9 notificaron reducción de páginas o mermaron su circulación y 2 han tenido salidas parciales.
Asimismo, Rodríguez recuerda que Espacio Público ha expuesto en reiteradas ocasiones “la necesidad de que el Estado pueda garantizar los insumos, considerando que esta crisis comenzó justo después de la estatización de la venta de papel prensa, que fue cuando se creó la corporación Maneiro desde el 2013”.
Ahora bien ¿Qué pasa entonces con el periodista damnificado? Se reducen los espacios para expresarse, no solo por los medios cerrados sino por la merma en el paginado que los obliga a una significativa reducción de contenido a la que deben someterse los medios que se quedan tratando de priorizar la información. Se pierde entonces la diversidad que se le ofrece al lector y el derecho del trabajo de los periodistas, quienes se ven en la obligación de emigrar o conseguir otras opciones para ofrecer la información.
Regiones sin medios
María Isabel Rodríguez establece que gracias a las causas ya citadas se ven afectados numerosos periódicos, sobre todo medios del interior del país “que son medios pequeños y no cuentan con los recursos para sostenerse en una crisis económica”. Gran parte de los medios impresos que se han despedido de las calles venezolanas han sido los de esas regiones que dejan entonces muchas localidades pequeñas con menores ventanas informativas.
Un caso relevante es el de El Carabobeño el cual dejó de circular el 17 de marzo del 2016 por falta de papel. El cierre de este periódico fue emblemático porque así se propuso su directiva que fuera; “era un medio con casi 83 años de circulación, eso no podía pasar por debajo de la mesa. Además, fue fundado en la dictadura de Juan Vicente Gómez, era una paradoja que cerrara en un gobierno que se ufana de ser democrático y respetuoso de las libertades”, relata su jefe de redacción, Carolina González, recalcando que era “una pelea que tenían que dar porque era un atentado brutal contra la libertad de expresión”.
“Seguimos batallando”, cuenta González haciendo referencia a que El Carabobeño transita por la web, donde ha mantenido e incluso elevado su éxito, pues consiguen unas 100.000 visitas diarias, destacando el domingo 3 de mayo de 2018, cuando duplicaron la cifra a 204.000 visitas. “La preferencia se mantiene ¿ganó algo el gobierno quitándonos el papel? Deberían replantearse si el tema de cercenar a los medios de comunicación quitándoles el papel realmente les beneficia”, señala González tras mencionar la gran cantidad de países desde son leídos.
Otra región sin medio, otro caso emblemático, fue el Correo del Caroní el cual inició en 2014 con tres medidas específicas; una reducción de cuatro a dos cuerpos al inicio del año, formato que posteriormente se transformaría a solo uno y una reducción en su circulación en físico de lunes a viernes, en septiembre del mismo año. Un año más tarde se convierten en semanario, comenzándose a difundir con este nuevo formato el 7 de agosto de 2016. Pero, no es esto lo inusual. Una de las características principales de esta “Casa de las Ideas” es que su director, David Natera Febres, siempre se negó a participar en el monopolio creado por Complejo Editorial Alfredo Maneiro para la distribución del papel. “Nosotros visualizamos el chantaje que se venía con la centralización, con la compra y venta del papel en manos del Estado a partir de la creación del Complejo Editorial Alfredo Maneiro”, declara Oscar Murillo, anteriormente jefe de redacción en el Correo del Caroní.
En tiempos pasados, el Correo del Caroní se mantenía a través de la compra en bolívares de papel a una importadora. Cuando comenzó la crisis en este comercio, producto de un problema de liquidación de divisas y la creación del Complejo Maneiro, la directiva se alertó y actúo en pro de difundir que no participarían en ese mercado controlado por el Estado, pero ¿de dónde salía entonces el papel utilizado por este medio? Simple, utilizaban el papel que tenían en inventario desde hacía dos años, pues en 2014 tenían grandes proyecciones, tan amplias como para tener el deseo de incorporar dos grandes productos editoriales; uno económico y uno deportivo. “El sueño de incorporar dos grandes productos es lo que nos hace luego, mantenernos en la calle un poco más de tiempo”, acota Murillo.
Por caminos similares circula El Tiempo de Puerto La Cruz, convertido en semanario a partir del 4 de mayo de 2018, luego de setenta años de publicación y dejando un vacío en el estado Anzoátegui, pues se trataba del periódico de mayor circulación.
“En tiempos en que cerrar se asoma como una salida, nosotros decidimos reinventarnos, pero no para sobrevivir, sino para seguir, con fuerza, ganas y con un grupo grande de lectores, anunciantes y trabajadores que por años nos han dignificado con su apoyo. Venimos con más fuerza. Seguiremos en esta parcela comulgando siempre con el buen periodismo”, fue parte del texto editorial publicado por el diario El Tiempo el 27 de abril de 2018, con motivo de su despedida.
Cabe destacar que ese periódico integró el top 10 del ranking de calidad de la prensa escrita venezolana organizado por Medianálisis en el año 2015, ocupando el cuarto lugar en la variable “transparencia” junto a La prensa de Barinas y Notitarde de Valencia.
Como este, son muchos los periódicos locales que se han visto en la obligación de adaptarse a las dificultades que presenta el país, periódicos de circulación regional, nacional y hasta de reconocimiento fuera de las fronteras venezolanas han tenido que decir “adiós” a una tradición mediática.
Ventanas alternativas
Si bien es cierto han disminuido los espacios informativos y nada se debe a lo tecnológico, más bien a un modelo político que somete la tranquilidad de un país. Sin embargo, la era digital mantiene encendido el bombillo del emprendimiento y de la necesidad de consumo de información de los venezolanos, pues al paso de los años han salido a flote portales web de información que hoy tienen gran éxito dentro de la red de usuarios.
No solo son salidas de emergencia o ventanas alternativas los sitios web de la prensa ya existente que fueron o son aun de formato impreso, plataformas que ahora también han aumentado su auge, sino que en los últimos años se han abierto además el paso al nacimiento de nuevos medios con un ADN plenamente digital, donde la Internet cobra casi absoluto protagonismo.
Entre estos espacios digitales de información que han surgido en Venezuela bajo un contexto de dificultades se encuentran RunRunes, Caraota Digital, El Estímulo, Efecto Cocuyo, entre otros, pero siendo estos cuatro integrantes del top 10 del Ranking de Medios Socialmente Responsables en Calidad Periodística 2017, publicado por la Asociación Civil Medianálisis, demostrando así que el periodismo de calidad puede practicarse también en el entorno digital.
Actualmente Barinas, por ejemplo, es uno de los estados que se encuentra desolado, la falta de papel no ha permitido al lector optar por el diario impreso para informarse. No hay papel. No hay periódicos. Son varios los estados en tales condiciones o similares. Trujillo ya se apuntó, ya que con la migración del DLA y El Tiempo a la web, quedan las calles sin circulación de periódicos.
José Luis “Pepe” Mazzarri, actual director de El Tiempo, explica que “en los últimos meses se ha estado subsidiando el periódico con otras empresas para poder seguir informando a la comunidad”, ya que son 60 años de exitosa trayectoria.
Con las expectativas de los diferentes medios de comunicación y de sus actores clave, optimistas de un futuro posible de libre mediación informativa, queda la ventana abierta a la esperanza de la necesaria sobrevivencia de muchos de los medio tradicionales que aspiran su regreso a las calles con la sensibilidad en su papel para forjar tanto periodismo de calidad como el que los lectores demanden.
Los gráficos de este reportaje han sido actualizados a medida de los cambios en los periódicos. Por su parte, el texto fue actualizado en la fecha 3 de agosto de 2018, debido a la migración a la web que vivió El Tiempo de Trujillo al cierre del mes de julio. De igual manera, se modificó este texto el día 13 de diciembre, debido al nuevo formato presentado por Diario Los Andes.
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Texto: Estefanía González. Investigación: José Camacaro. Infografías: César Heredia.