El ojo gubernamental somete a los periodistas y medios televisivos hasta el punto que la desinformación hace mella en la comprensión de la actualidad
Los espacios informativos venezolanos en la televisión tuvieron un punto de inflexión desde el cierre del canal nacional RCTV hace casi 15 años, pero con el transitar de la pandemia los noticieros, programas de análisis u opinión y hasta los proyectos investigativos han ido desapareciendo por las prácticas de censura y represión que ejecutan los entes del Gobierno y otras figuras vinculadas al socialismo venezolano.
Además de la sistematización del silencio por parte del Estado, la crisis económica también ha influido en que muchos espacios televisivos se aboquen a otros tipos de contenidos que alimentan la desinformación. Las organizaciones no gubernamentales Espacio Público y el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS), en distintos informes, coinciden en que la censura y la represión en Venezuela han dejado un gran hueco informativo en la televisión nacional y regional.
Daniela Alvarado, coordinadora de Libertades Informativas de IPYS, dijo que desde 2005 existen pruebas de que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) ha aplicado 150 ejecuciones de censura y que no solo se ha limitado a vigilar la labor de las televisoras venezolanas sino que también le ha suspendido la señal a 10 televisoras extranjeras en el país.
“En nuestro estudio de libertades informativas encontramos que la labor de la prensa se vio especialmente reducida y vulnerable debido a las prácticas de censura y opacidad que han sido ejecutadas por autoridades gubernamentales. Esto ha generado que en Venezuela exista la naturalización de las restricciones y vulneraciones en materia de libertad de expresión y de acceso a la información pública”, expresó Alvarado al ejemplificar cómo las coacciones y órdenes expresas de silencio y moderación sobre asuntos o temas que puedan resultar incómodos para las autoridades estatales o del oficialismo ya constituyen el pan de cada día de los medios de comunicación televisiva.
Precisamente esta forma de reprimir y censurar, así como hay otras, se mantienen en el tiempo. Espacio Público, en su más reciente reporte de “situación general del derecho a la libertad de expresión e información de 2022”, da detalles de acciones que ocurrieron en marzo de este año en San Cristóbal, estado Táchira, cuando Fabiola Niño, de Televen, y Luzfrandy Contreras y Freddy Villamizar, de la Televisora Regional del Táchira (TRT), fueron limitados en la sede de Protección Civil cuando intentaban obtener información sobre los daños ocasionados por las lluvias registradas en la entidad.
Lo sucedido en ese caso, para el análisis de Alvarado, hace que en el ámbito televisivo la actual labor informativa sea propensa a poca verificación, escaso contraste de fuentes informativas, abunden los reportes noticiosos incompletos, pero más lamentable, a que reine la desinformación en Venezuela.
“Las órdenes de silencio evitan hacer un periodismo de más amplia cobertura y eso, lamentablemente, favorece a la desinformación que se ha exacerbado por la pandemia. La televisión se ha transformado en un medio que sigue y se deja guiar por la pauta gubernamental para evitar las sanciones o la represión; y esto es una situación muy preocupante, debido a que estas prácticas de censura hacen que los comunicadores abandonen estos espacios laborales. IPYS ha hecho hallazgos en los que vemos la ausencia de profesionales en las televisoras, pues migraron a los medios digitales”, declaró.
“Sometido a la mediocridad y la desinformación”
Estenif Olivares es una comunicadora social oriunda de la ciudad de Barquisimeto y que se dio a conocer a nivel nacional por su trabajo en Televen como corresponsal en el estado Lara, y luego en Globovisión, donde fungió como reportera y luego fue conductora del programa Primera Página.

Esta periodista, que tiene más de 15 años de carrera, sufrió una represión en junio de 2017 cuando hacía cobertura periodística a las protestas contra el presidente Nicolás Maduro. En esa oportunidad fue agredida en el Distribuidor Metropolitano por un Guardia Nacional, quien le disparó perdigones a los pies cuando se negó a colgar la transmisión telefónica en vivo.
Ella duró 8 años laborando con Globovisión y ahora lo hace con un canal internacional. Con experiencias vividas, el transitar de la pandemia y “el momento oscuro”, como califica la situación actual de las televisoras, expresa su preocupación por la calidad de los contenidos informativos que se ofrecen a los venezolanos.
“En la actualidad no hay espacio televisivo de calidad que cumpla con la misión o el deber de mantener a las personas alertas de lo que pasa, que ofrezca una información lo más cercana a la realidad; y eso me hace pensar en el dicho que aquí nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Cuando aquí se promulgó la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Resorte) la gente pensó que no los iba a afectar, pero cuando hacen zapping [búsqueda] se dan cuenta de la calidad pésima de los noticieros de la televisión nacional; te das cuenta de que el venezolano está sometido a la mediocridad y la desinformación”, dice de forma contundente.
Olivares precisa que hasta 2019, cuando ejerció su labor en Globovisión, “todavía existían rendijas para surfear la ola de la censura, pero en este instante, a mi manera de ver, la labor de muchos medios y colegas periodistas es acomodaticia, en cierta manera, y se aplica mucho la práctica de pasar agachado o tratar, en lo posible, de no pasar la línea”.
Cuando la comunicadora social hace ese análisis se refiere a que los espacios televisivos informativos o los periodistas, por la censura y la represión latentes, buscan vías alternas para ejercer el periodismo sin sufrir los embates de aquellos a quienes no les guste la noticia que se publica.
También detalla Olivares que por la crisis económica y lo mal pagado que se ha transformado la profesión, muchos de sus colegas “se limitan un poco a hacer su trabajo y no ir más allá. Se limitan a la hacer periodismo con la vocería oficial… a una o dos preguntas del mismo tema que se está informando y ya”, lo que hace más denso su argumento en cuanto a la calidad informativa que se le está dando a los venezolanos.
“Un país desinformado y carente de contenidos de calidad está sometido a la anarquía, a volverse peores ciudadanos y eso lo estamos viendo… sin duda (la desinformación) ha afectado mucho la realidad y ha desvirtuado la labor periodística, porque los comunicadores se han tenido que transformar en un influencer de la información o dedicarse a otra cosa porque no hay tribunas que estén acordes a los valores que nos merecemos como país”.
Trabajar al filo del peligro
En las regiones de Venezuela el riesgo por sufrir represión o la censura por parte del Estado venezolano a los espacios informativos se siente de igual forma que en la capital, y un ejemplo de ello es la experiencia vivida en el estado Táchira, donde ha hecho su carrera Lorena Arráiz, quien es periodista, corresponsal de IPYS, miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), moderadora de TRT y docente universitaria.
Ella confiesa que en su programa, que se transmite desde hace 10 años, cuando le toca hacer una entrevista siente que vive al filo de una posible sanción o censura por parte del Gobierno, por lo que pueda declarar el invitado al aire.

“Hay entrevistados que se apasionan al hablar y uno dice ‘caramba, ojalá que lo que haya dicho este invitado no sea mal interpretado o no se vayan a enojar (los factores de poder del Gobierno) o no nos vayan a sancionar’. En el canal no hay un establecimiento de que no diga esto o de censura, pero de verdad me preocupa cada cosa que diga un invitado porque por ahí es fácil de agarrarnos” detalló.
Arráiz argumenta que en la actualidad muchos medios televisivos han regulado su contenido informativo por el simple hecho de que Conatel no le ha renovado la concesión de radiodifusión sonora y televisión abierta y temen que, al ampliar su cobertura informativa y periodística en esta crisis venezolana, pueden quedarse sin señal.
“Pero eso es complicado, porque tengo conocimiento de que muchas televisoras tienen 10 años intentando renovar su concesión, introducen su carpetica con los recaudos necesarios y no se la renuevan y queda eso pendiente allí”, detalló.
Buscar a periodistas calificados
“Ante tanta desinformación por la falta de televisoras y la crisis que hay, mi recomendación es que las personas deben buscar a periodistas calificados y con trayectoria para informarse. Todavía hay quienes en los medios televisivos tradicionales y las televisoras que están surgiendo por internet hacen la labor periodística de buena manera”.
El consejo lo otorga Ramón Veliz, quien es corresponsal de Televen y EVTV en Barquisimeto, y confiesa cómo a diario, en sus pautas, se topa con muchas personas desinformadas; y que sus únicas fuentes noticiosas son mensajes difundidos por redes sociales que no tienen calidad y están incompletas.
Este periodista está claro del panorama de censura, de la incidencia del internet en la vida de los venezolanos, y es por ello que recomienda que se debe buscar a periodistas calificados, con experiencia y credibilidad para informarse en una época donde la televisión carece de espacios informativos.
“Las personas tienen que buscar a ese periodista que busca las dos partes de una noticia. En mi caso no me quedo con una versión y siempre trato de ir más allá”, relata cuando quiere ejemplificar que al hacer esa labor en sus rutinas informativas evita cualquier tipo de repercusión negativa hacia él.