Ausencia de medios y de acceso a internet amplía el segmento de la población venezolana desinformada

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La acción política para silenciar a los medios y la brecha tecnológica aleja al país de la realidad informativa, un caldo de cultivo para las noticias falsas y la desinformación

En Venezuela es innegable la crisis humanitaria compleja que vive desde 2017 y que ha afectado incluso el acceso a los servicios públicos básicos, así como también es indiscutible la extinción de medios de comunicación tradicionales (TV, radio y periódicos impresos) a causa de la propia situación del país y como resultado de la acción política gubernamental que ha liberado una intensa lucha contra la libre información, la diversidad de noticias y una ciudadanía activa y con criterio.

A esos 5 años que han transcurrido de crisis se le sumó la pandemia de la COVID-19, lo que abrió más la brecha entre los venezolanos que logran estar informados y los que viven desinformados. Este fenómeno se evidencia en la calle, en sitios de trabajo, en el ejercicio de los derechos humanos y ciudadanos, en fin, en el desarrollo de la vida cotidiana de cualquier venezolano.

Básicamente, la diferencia entre los venezolanos que están informados y los que permanecen desinformados se encuentra en las posibilidades de quienes tengan o no acceso a un dispositivo electrónico móvil, que puedan gozar de una buena conectividad y sobre las competencias que posean para saber dónde buscar noticias validadas. A pesar de que estamos ya en 2022, en plena era digital, la segmentación de la población en Venezuela, en este particular, es bastante marcada.

Señas de la realidad

En Venezuela informar se ha tornado progresivamente en un delito. Desde el año 2020, periodistas y medios de comunicación han sufrido más acciones de hostigamiento, detenciones arbitrarias, de censura y dificultades para desarrollar la cobertura informativa; son aspectos que persisten y prevalecen en 2022 como principales restricciones al derecho a la libertad de expresión.

En una publicación de Medianálisis, de septiembre de 2021, la investigadora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Ana Julia Niño (2021), aportó otro aderezo a este plato de situaciones que alimentan la desinformación y que describió como una política hegemónica de comunicación y de entorpecimiento del libre derecho individual a informarse. “Muchas de sus acciones desinformativas no apuntan a convencer, sino a llenar de ruido los canales de comunicación, para fomentar la desconfianza, lo que alimenta la frustración ciudadana”, enfatizó.

Además de esta realidad, se le suma el limitado acceso a internet, red que ha servido de alojamiento para muchos portales informativos independientes, a los que lamentablemente una gran porción de los venezolanos no acceden por la depauperada calidad de conexión que hay en diferentes regiones del país.

El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela), en su informe “Conexión desigual” (abril 2022), demuestra cómo en el país “la evolución del acceso a internet se desvirtuó en la nación. De un ámbito que tuvo avances notables a principios del milenio se pasó al escenario de menoscabos y restricciones que imperan en la actualidad”.

IPYS precisa que la cantidad de personas con acceso a internet ha disminuido desde 2020, pero cuando se refiere a la velocidad de navegación, a la calidad del servicio en el país, “existe una disparidad geográfica ampliamente influenciada por la densidad poblacional”.

El instituto detalla que en estados como Miranda, Distrito Capital, Zulia y Aragua son lugares donde hay más usuarios de internet, mientras que en Cojedes, Apure, Delta Amacuro y Amazonas es donde menos hay población conectada, y de estos se podría decir (aunque no es garantía) que en las primeras entidades mencionadas hay más recursos para informarse, aunque también circulan más fake news que en el segundo grupo de regiones.

Esta situación bien la ha resumido el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) en su cuenta Twitter, cuando lanzó una campaña en 2021 que llevaba por título Quiero medios libres: “Muchos estados de Venezuela están desinformados porque: El acceso a internet es limitado, los periódicos ya no circulan debido a la falta de papel, las emisoras de radio han sido clausuradas.”

Una recomendación clave

Ante la desinformación y las noticias falsas que infectan al país, el Observatorio Venezolano de Fake News (OVFN) publicó que existen herramientas que ayudan a hacerle frente a la desinformación, pero que ante estas situaciones siempre impera el criterio de quienes pueden ser potenciales víctimas de la desinformación.

Rodolfo Rico, en su escrito de agosto de 2022, indica que existen tres razones que nos llevan a creer en las fake news y están apegadas a ciertas estrategias de información y el periodismo. El autor enumera que las noticias falsas, o los elementos que desinforman, “con frecuencia imitan la estructura de la información periodística; nos confirma lo que creemos. Es lo que se llama sesgo de confirmación”; y “nos lo cuenta, confirma o comparte alguien en quien creemos o confiamos en su criterio”.

En el reporte explica cómo los “difusores de desinformación” emplean estrategias donde aplican técnicas periodísticas que la hacen veraces y que, hasta las fuentes más confiables pueden hacer caer a cualquiera en este hueco, pero para ello Rico recomienda aplicar criterio, pensar mucho y usar la lógica como filtro en la búsqueda de buena información.

“Ante una información sin características profesionales, sospecha. Si apela a nuestra emoción, sospecha. Si es tan bueno que confirma todas nuestras creencias, sospecha. Haz una búsqueda rápida sobre el medio, las fuentes que aparecen mencionadas y levanta tus primeras alertas. Luego, por supuesto, recurre a las herramientas que te puedan ayudar a confirmar tus sospechas, o a contradecirlas, que por eso es también una investigación”, escribe Rico en la web del OVFN.