La compilación de artículos y reflexiones de Alfredo Álvarez, con la cual Medianálisis inicia su colección propia de libros dedicados al periodismo, la comunicación y la democracia, puede llamar a error si nos dejamos guiar por las fechas que aparecen como parte del título.
Efectivamente este veterano y muy apreciado periodista establece un punto de partida en un año 2004 que resultó aciago en su vida. En aquel momento, pasó a ser un caso más en el inventario de agravios que han caracterizado a Venezuela en las últimas dos décadas, desde que Hugo Chávez llegara al poder en febrero de 1999.
El corte temporal, para efectos editoriales y vitales en el caso del autor, no le hace justicia al trasfondo de cómo se gestó este libro. Alfredo Álvarez ya era un experimentado y reconocido periodista antes de 2004. Los hechos de aquel año, según observo al leer las páginas de este libro, fueron una suerte de disparador personal para tomarse en serio la reflexión sobre el rol del periodismo en una sociedad, que, como la venezolana, asistía a la erosión democrática. El libro, en realidad se comenzó a escribir cuando el autor asistía a sus clases en la Universidad del Zulia o cuando sus artículos se publicaban en El Nacional.
Las reflexiones que pone Alfredo en blanco y negro, son las de un periodista no sólo curtido en diversas experiencias, sino la de un intelectual que piensa sobre su quehacer, que escruta de forma analítica su oficio.
El paso del tiempo, al menos en la experiencia venezolana, pone de relieve la necesidad de volver al periodismo, a la esencia de lo que es la pasión por informar. Cuando el periodista y escritor colombiano Gabriel García Márquez sostuvo, en 1982, que el periodismo era el mejor oficio del mundo traía a colación el gran cambio que se había vivido desde una década atrás, cuando muchísimas escuelas de periodismo pasaron a ser de comunicación social, en aulas en las cuales se entendió la lógica profesionalizante, más que la reivindicación del oficio.
Alfredo Álvarez bebe de aquello cuando decide llamar oficio a lo que ha sido su tránsito vital por el periodismo. Cuando hablamos de un oficio, en lugar de una profesión, la palabra nos conecta con la idea de una cierta dinámica artesanal. Hacer noticias, construir reportajes, contar historias, deben tener efectivamente un toque artesanal, un cuidado particular en cada texto.
En este libro hay un halo personal en cada uno de los textos muy diversos que forman este volumen. Aún en los textos más académicos, en los que Alfredo revisa lo sostenido por un autor o comenta un libro, el trasfondo sigue siendo el periodista que husmea, escudriña y nos cuenta lo que encontró.
La construcción de buena parte de lo que se encontrarán a continuación está hecha en primera persona. Siendo muy transparente, Alfredo nos ofrece lo que es su punto de vista, su mirada, su reflexión, su vivencia.
Él encarna, y no me cabe la menor duda tras leer este libro, que el periodismo se escribe también en primera persona.
¡Descarga el libro completo aquí!
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