Periodismo preventivo en tiempos de Coronavirus

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Periodistas usando máscaras asisten a una conferencia de prensa sobre el brote de coronavirus en Beijing, el 26 de enero de 2020.

El lunes 26 de febrero las noticias más relevantes que divulgaron los medios en Venezuela, así como en buena parte de América Latina, tenían una muy estrecha relación con el brote de Coronavirus que invadía desde China a buena parte de Europa y el mundo.

Para invitar a colocar nuestras bardas en remojo, la autoridad de salud brasileña confirmaba además el primer brote en esa localidad, así como también su similar de Chile. En este orden, el vibrante reporte de noticias nos alertaba sobre la inminencia de una crisis estelar.

El virus de la mortal enfermedad amenaza con convertirse en una pandemia y las dudas nos asaltan a una velocidad descomunal. Para saberlo y temerlo, una pandemia localizada en América Latina podría causar 2,5 millones de muertes, fundamentalmente entre los jóvenes menores de 15 años.

Las autoridades de salud pública de toda la región reconocen que no están debidamente preparadas para enfrentar un reto de esta naturaleza y el periodismo debe disparar a boca de jarro su primera pregunta: ¿Cuántos hospitales en Venezuela están preparados para los efectos de una pandemia?

Las noticias de ese día nos alertaban de la siguiente manera:

  1. Desde Brasil las autoridades sanitarias de ese pais reportan el primer caso de Coronavirus en América Latina. Se trata de un paciente de 61 años provenientes de la región de Lombardía en Italia, una de las regiones más afectadas de toda Europa, con 10 muertes y 322 contagiados.
  2. El vice ministro de salud iraní, Iraj Harirchi, dio positivo a un examen de despiste de la enfermedad. Mike Pompeo denuncia que Irán ha ocultado intencionalmente detalles sobre la propagación del coronavirus.
  3. Voceros de la OMS advierten que el mundo no está preparado para enfrentar una situación de contagio como la que presenta el COVID-19 designación científica del coronavirus. El precio del petróleo experimentó una sensible baja ante las noticias que revelan el avance de la epidemia.
  4. El coronavirus llega a Madrid y se reporta el primer caso, un paciente de 24 años, mientras el diario El País asegura que las farmacias se quedan sin mascarillas por el brote de la enfermedad. La Bolsa de Valores vuelve a desplomarse por el temor al coronavirus, mientras Trump le resta importancia. Este martes, la principal autoridad sanitaria de Estados Unidos advirtió que el contagio en Estados Unidos será inevitable: «La duda no es si ocurrirá, sino cuándo».
  5. Se reportan 6 nuevos casos de coronavirus en España: Madrid, Barcelona, Castellón, así como la esposa y dos amigos del médico italiano ya reportado en Tenerife. Italia registra el primer caso de coronavirus en el sur del país y hacen seguimiento a 260 personas por sospecha de coronavirus en Chile.
  6. El gobierno de los Estados Unidos pide a sus habitantes prepararse por posible propagación del coronavirus en su territorio. Última hora, se escucha la primera alusión a una posible suspensión de los Juegos Olímpicos como medida de protección ante el avance de la enfermedad. Corea del Sur es ahora el segundo foco de COVID-19 con 893 casos.

La prudencia y el sentido común recomiendan tanto a medios y periodistas optar por una práctica profesional más influida por la calma y la serenidad que por la celeridad que imprimen los cierres apresurados y la divulgación sin control de todas las noticias que tienen estrecha relación con el tema de una eventual pandemia. Los manuales que ya han sido elaborados por las ONG y organismos como la OMS, dedicadas a estimular una práctica responsable del periodismo, nos aconsejan en esta circunstancia cultivar un periodismo preventivo.

Al principio de una crisis no suele haber información precisa acerca del tema en cuestión. Por su naturaleza, los medios de comunicación ejercen un papel fundamental en este proceso preventivo y de preparación a las respuestas que surjan ante este catastrófico suceso. Muy en especial, si se toma en cuenta la capacidad que tienen los medios para ofrecer a los ciudadanos información de calidad y adecuadamente contextualizada, sobre un tema tan delicado y explosivo.

Los medios de comunicación ejercen un papel fundamental en el proceso preventivo y de preparación a las respuestas que surjan ante un catastrófico suceso

La progresiva erosión del ecosistema informativo venezolano, representado por la desaparición de por lo menos 100 medios en los últimos 5 años, se presenta en este caso, como la mayor debilidad de este FODA aspiracional.

La abundancia de canales de información autónomos es un detalle muy significativo, el cual permite una efectiva participación de los medios y los ciudadanos en la toma de decisiones. Mantener la confianza de la población con relación a las noticias transmitidas por la prensa es fundamental en estas circunstancias.

Cuando surge un brote de esta enfermedad, existe únicamente una sospecha que aún han de confirmar los laboratorios debidamente acreditados. Los periodistas deben saber sobrellevar esta situación de incertidumbre, la cual dificulta el propio trabajo de las fuentes y las averiguaciones periodísticas. En una circunstancia como esta, es fundamental transmitir a los lectores la gravedad real del peligro, de forma que se evite el pánico o comportamientos capaces de provocar mayores perjuicios.

Algunos detalles a considerar

Los stocks de medicamentos antivirales resultarán insuficientes en todos los países del mundo al principio de una pandemia, principalmente en los países en vías de desarrollo.

Una pandemia de influenza tiene lugar cuando surge un nuevo subtipo de virus de gripe que no ha circulado anteriormente. Si surgiera un virus altamente contagioso, puede llegar a diseminarse por todo el mundo. En este caso, mediante el cierre de sus fronteras, restringiendo los viajes y fortaleciendo los servicios de vigilancia sanitaria, algunos países tal vez podrían conseguir retardar la llegada del virus, aunque será difícil impedir la entrada de virus.

Prepararse para la epidemia exige la elaboración de una política preventiva, lo cual obliga la realización de inversiones en infraestructuras de sanidad y de salud pública, la existencia de stocks de medicamentos, el entrenamiento del personal, la compra de equipos hospitalarios, además de la movilización y orientación de la población para hacerle frente a la crisis.

Las pandemias del siglo pasado tardaron en promedio unos nueve meses en extenderse por el mundo, en una época en la que la mayor parte de los viajes internacionales se hacía en barco. Hoy en día, dada la rapidez de los aviones, los virus pueden difundirse por el mundo en menos de tres meses.

Debe establecerse una relación de confianza entre las fuentes y los reporteros, así como entre los medios de comunicación y el público

La experiencia acumulada por los organismos internacionales como la OMS y sus similares de América Latina aconsejan, en medio a una crisis, que se debe establecer una relación de confianza entre las fuentes y los reporteros, así como entre los medios de comunicación y el público.

De no lograrse tal cometido se corre el peligro de fomentar los terribles rumores y chismes, que pueden hacer que la crisis empeore más aún. Eso no significa que los periodistas deban abandonar su postura crítica. En ningún momento los profesionales de la prensa han de esconder datos para evitar que cunda el pánico, pero tampoco pueden divulgar información que no merezca la debida credibilidad.

En los reportajes debe incluirse un conjunto de datos que hagan posible que los ciudadanos participen en los espacios de debate público. Si están bien informados, tendrán más capacidad de ejercer y exigir que se respeten sus derechos. La contextualización le confiere precisión al texto e incluso garantiza su potencial didáctico. Los medios de comunicación deben actuar como una institución de importancia fundamental en el sistema de frenos y contrapesos de los regímenes democráticos.

Aunque la pluralidad de voces sea un fuerte indicio de la calidad de una cobertura, cabe destacar que, por sí sola, no constituye un factor suficiente a la hora de garantizar la calidad de la información. Otros dos elementos también han de tomarse en consideración ante un escenario de ese tipo: la cantidad media de fuentes oídas por cada artículo y el hecho de que se hayan presentado – o no – visiones divergentes sobre un mismo hecho, escenario u opinión abordada por la noticia.

El periodismo preventivo sirve para alertar y anticipar amenazas, como también para indicar medidas capaces de evitar crisis futuras o de minimizar sus impactos

Si la prensa no está discutiendo un tema determinado, difícilmente le concederán la atención necesaria los que toman las decisiones públicas, ni lo hará la sociedad como un todo. Lo cual quiere decir que los medios de comunicación pueden ayudar a definir qué temas formarán parte de la lista de prioridades de los que han de tomar las decisiones. Una de sus funciones, por lo tanto, es la de insertar temas relevantes en la agenda pública, de una forma pluralista.

Así, mientras el periodismo preventivo sirve para alertar y anticipar amenazas, como también para indicar medidas capaces de evitar crisis futuras o de minimizar sus impactos, el periodismo de peligro/crisis tiene por importante misión informar a la sociedad de una manera equilibrada, evitando sensacionalismos que pueden dar lugar a pánico. En ambos casos, resulta fundamental una correcta utilización de información científica y un trabajo de carácter investigativo que permita profundizar sobre la información y ofrecerle al público una cobertura lo más completa posible.

Pandemia vs noticia

La ciencia no trabaja con verdades absolutas, sino con procesos y probabilidades, que son conceptos difíciles de convertir en noticia. A los periodistas les interesa saber si habrá o no una pandemia. Por su parte, los científicos trabajan con las probabilidades mayores que cero de que tenga lugar una situación como esa. Dejar eso claro en el reportaje supone un gran desafío.

¿Cómo evitar que se publique información falsa disfrazada de verdad científica? En ese caso, ha de tomarse como referencia la regla, antes citada, de que se deben diversificar las fuentes y buscar nuevas versiones. Es importante recurrir siempre a opiniones divergentes y consultar a fuentes reconocidas en el medio académico. Es vital la independencia en la relación. La práctica de un periodismo preventivo va mucho más allá de una simple divulgación de medidas de higiene para evitar la infección. La prevención tiene un carácter amplio y estratégico.

Las epidemias son un tema que alarman fácilmente a las audiencias y están ocupando cíclicamente espacios destacados en los medios informativos. Basta con recordar durante cuánto tiempo los noticieros hablaron de virus como el Ébola, la gripe aviar o la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), popularmente conocida como la enfermedad de las vacas locas. Por lo tanto, es necesario que los periodistas de salud estén preparados para informar adecuadamente cuando cualquier tipo de epidemia se presente a nivel local o internacional.

Hacer periodismo preventivo supone entender primero para divulgar después, cotejar siempre la información técnica, divulgar las posibles soluciones y tomar en cuenta en todo momento a los diferentes sectores implicados  

Uno de los más completos manuales que existen al respecto se titula Periodismo preventivo y cobertura de situaciones de riesgo, una guía para profesionales de  prensa centrada en la gripe aviar publicada por UNICEF y ANDI (Red Andina por los Derechos de la Infancia). De este documento extrajimos los consejos generales antes descritos que pueden ayudar a los periodistas de salud a cubrir profesionalmente la información relacionada con este tipo de fenómenos.

Entender primero para divulgar después

La principal tarea de medios y periodistas, en una circunstancia como esta, es la de traducir a un lenguaje accesible al público la información técnica más relevante, de manera que les resulte comprensible a los lectores, telespectadores y oyentes. Para ello, es importante que el propio reportero esté seguro de que ha entendido plenamente la información que se posee. Una señal de que no se ha entendido lo que se ha escuchado es el exceso en el uso de “comillas” para explicar los conceptos necesarios.

Además, es preciso un cuidado especial a la hora de utilizar los datos y las cifras. Una coma de más o un cero de menos pueden cambiar totalmente el significado de la información. En situaciones como estas, vale la pena cotejar varias veces toda la información antes de publicarla.

Cotejar la información técnica

A pesar de referirse a temas técnicos, los periodistas no están entrenados para verificar si los datos científicos recibidos de las fuentes son científicamente sólidos y fundamentados.

¿Cómo evitar que se publique información falsa disfrazada de verdad científica? En ese caso, ha de tomarse como referencia la regla, antes citada, de que se deben diversificar las fuentes y buscar nuevas versiones. Es importante recurrir siempre a opiniones divergentes y consultar a fuentes reconocidas en el medio académico.

Divulgar las posibles soluciones

Al reproducir el discurso del miedo se genera impotencia entre la población y aumenta el pánico. No se debe divulgar tan solo el inventario de la crisis (cifras de fallecidos o enfermos, pérdidas económicas y dificultades a la hora de hacerle frente a la enfermedad), sino también se han de ofrecer datos positivos, capaces de motivar a la población a plantarle cara a la epidemia.  ¿Cómo evitar el contagio? ¿Cómo alimentarse sin correr peligro? ¿Cómo pasar a formar parte de grupos de voluntarios?

Tomar en cuenta a diferentes sectores

La prensa precisa producir noticias de interés de los diferentes sectores de la sociedad. Un brote de gripe aviar necesariamente provocará serios perjuicios a los pequeños criadores de pollos.

En plena crisis, ese tema puede parecer superfluo para el ministro de Salud, pero se trata de una preocupación justa de los avicultores el saber cómo se les indemnizará por las aves que tengan que ser sacrificadas. Sin la colaboración de los productores, el número real de aves infectadas se les puede ocultar a las autoridades sanitarias. Y puede no dárseles el destino más seguro posible a las aves muertas.

Foto cortesía: https://www.voanoticias.com/