Periodista-Marca: Cuando el comunicador va más allá de los medios

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Tres profesionales egresados de la UCAB y la UCV, en un conversatorio organizado por Medianálisis, narraron cómo lograron trascender a los medios de comunicación donde trabajaron, deshacerse del  tubazo  tradicional, y convertirse en dueños y administradores de sus propios contenidos

Las redes sociales y los blog los ayudaron a reforzar el vínculo de sus contenidos informativos con el público, y les demostraron que no necesitaban de los medios de comunicación social. Eugenio Martínez, Luis Carlos Díaz y Shirley Varnagy, genuinas figuras del  ejercicio independiente, son ahora periodistas marca: una modalidad que la crisis económica ha impuesto con vigor en el área comunicacional.

En el conversatorio Periodistas Marca, organizado por Medianálisis, expusieron cómo dejaron de llevar el apellido de los medios donde trabajaron, y construyeron una imagen propia que da valor al contenido que producen y que les pertenece, sin roces éticos.

“Mi experiencia como periodista de marca se inició en El Universal, donde cubrí por años la fuente electoral. Sin proponérmelo llené el vacío que dejaba el CNE en política comunicacional sobre la materia. Construí una marca conjuntamente con el periódico y siempre esas personas me apoyaron”, afirmó Martínez, profesional especializado en el tema electoral, y que a diferencia de sus colegas, comenzó el ejercicio en el medio impreso en el año 2000, cuando no existían aún las redes sociales ni presunciones de conectarse con el mundo del marketing

Su breve paso por la radio fue más difícil, afirmó, pero no fue así para Luis Carlos Díaz, joven profesional que trabaja en Unión Radio. En la universidad, antes de cumplir los 20 años de edad, inició proyectos relacionados con las páginas web.

“Tenía un blog cuando comencé a trabajar en El Nacional. Yo estaba en la redacción cuando asesinaron a los hermanos Fadoull en 2006, y la periodista de Sucesos  Sandra Guerrero se levantó de pronto de su puesto y gritó “mataron a los Fadoull”. De inmediato lo escribí en mi blog y me di cuenta que había una posibilidad de interactuar con la audiencia con mayor velocidad. La marca habla por ti cuando tú no estás, y eso no lo puedes controlar.  Te das cuenta que hay condiciones que son tuyas y lo que haces es empaquetarlas”.

Shirley Varnagy, periodista y locutora en radio y televisión, por su parte, construyó su marca en las redes, una vez que el gobierno cerró la planta de RCTV en 2007, en la cual tenía un programa en vivo. “En ese momento me di cuenta que no tenía posibilidad inmediata en otro medio, y recurrí a Twitter y a Facebook”.

Los tres comprobaron que separarse de los medios donde trabajaron no significó un riesgo a la credibilidad y solidez profesional. La difusión de sus trabajos informativos en otras plataformas les proporcionó una proyección particular y abonó el camino hacia la construcción de una marca. También dejaron atrás la controversia acerca de quién es realmente el dueño de los contenidos cuando se trabaja en empresas periodísticas, un tema legal que sigue debatiéndose en los medios.

“En 2004 yo ya usaba un blog, así que mi salida de El Universal no implicó un hito. Me fui separando paulatinamente del periódico sin problemas, hasta que Eugenio Martínez se difuminó con la aparición de Puzkas”, expresó el periodista y bromeó: “Soy una consecuencia del CNE: la gente quería saber sobre el tema electoral y encontraron en mi espacio, fuera del periódico, lo que estaban buscando. Fue tanto así que a El Universal, antes de retirarme del periódico, me enviaban correos solicitándome una opinión acerca de lo que afirmaba Puzkas”.

Para Luis Carlos Díaz el hito no fue la herramienta empleada, sino el cambio personal que produjo el empleo de la tecnología. “Lo más importante es que en aquellos tiempos hice muchas cosas: produje mi primer papel, fue el año de inventar cosas. Lo importante es cómo aprovechas esas herramientas. Dije ‘vengo del futuro’; siempre hay lecciones qué aprender”.

Durante los últimos años, estos periodistas independientes aprendieron a manejar estrategias, administrar el valor de ser marca a punta de escuchar consejos, y a exponer sus contenidos con ética y responsabilidad.  Una experiencia potenciada además por el hecho de que en los medios se gana poco y la exclusividad  se paga.

“El dilema es tener que entrevistar a un dictador y no poder hacerlo, por ejemplo; es un trabajo  rudo porque yo tendría un rol más agresivo pero estoy jugando el puesto de trabajo de mucha gente, y eso obliga a mi espacio público a tener que saber decir las cosas; es el juego del equilibrio”,  señaló Díaz, quien interviene cada día con atinados enfoques en el programa de César Miguel Rondón, en Unión Radio. En ese espacio debe asomar a veces un mínimo de imparcialidad en la que no cree. “Tienes que lidiar con otras marcas más altas, pero también me resultan importantes porque me acompañan en momentos difíciles y me han protegido”.

Martínez, que ha vivido los momentos más difíciles de la polarización política en el país desde el año 2000, aceptó seguir las sugerencias del Pnud de no usar términos polarizantes  en su trabajo periodístico. “Sugerían no usar términos como oposición y chavismo; y es que en medios hay que saber escuchar consejos porque algo se aprende. Eso construye marca, hay una valoracion ética y legal en el contenido.  El asunto es saber qué se puede hacer fuera del medio sin crear problemas”.

El problema surge, dijo, cuando hay conflicto de intereses y allí no se debe caer. “En información estamos lo suficientemente cerca para obtener información, pero lo suficientemente distante como para poder publicar, y eso debe estar claro”.

Ser periodista marca exige una cualidad profesional que Varnagy tiene clara. “El rigor periodístico tiene que prevalecer tanto en medios como en redes. Estos tiempos son difíciles para el periodismo y por eso tenemos que ser más inteligentes. El influencer debe trabajar con rigor y disciplina. Hay una batalla entre censura y prudencia. Hay que decir sin caer en excesos ni autocensura. La gente busca escuchar lo que quiere”.

 Y también tiene gratificantes beneficios. “A mí me llaman empresas y gobiernos desde el exterior y me hacen consultas, y yo puedo ensamblar estrategias. Uno va agregándose tareas sin faltar a la marca”, asegura Díaz.

“Ahora que El Universal borró los archivos, doy gracias de haberlos guardado en digital y haber hecho esto”, afirmó Martínez, quien insistió en la necesidad de que las universidades preparen a  estudiantes de comunicación.

Texto: Olgalinda Pimentel