Durante el último trimestre del año, Medianálisis recorrerá Venezuela para captar con agudeza visual 20/20 el país que se perfilará en la segunda década del milenio. Este ciclo de foros Venezuela 2020. El país que viene, que pretende recoger de especialistas y de los protagonistas de la realidad económica, académica y social de cada región la visión de la nación posible, comenzó en el estado Anzoátegui. Independientemente del rumbo que tome según las acciones de quienes detentan posiciones de poder, la sociedad civil está llamada a participar con su voz y propuestas.
Industria petrolera decadente, pero nuestra
Expertos del área de gestión petrolera y sector laboral de la ciudad de El Tigre, en el estado Anzoátegui, coincidieron en que la industria petrolera está fracturada, con la producción más baja de su historia, pero con una cierta posibilidad de recuperación que, al iniciar, sería indetenible.
Zuraima González, ingeniera mecánica, con experiencia en la administración de contratos, planificación, presupuesto y control de gestión de industrias privadas que prestan servicio en la industria petrolera, aseguró que el diagnóstico es negativo: “PDVSA es el alma del país, no se puede ver separada, si ella está afectada, se afecta el país completo. Una necesita a la otra. La industria estatal, para cumplir con sus planes de inversión, cuotas, metas y valores, necesita a la privada de apoyo: una genera las necesidades y otras las soluciones para el crecimiento”.
Para González, la petrolera nacional tiene que estar en manos del estado “porque PDVSA tiene que ser de los venezolanos, no debe ser privatizada, tiene que estar a cargo de personal capacitado y con experiencia.
Parte del personal ha migrado y contribuye al progreso de otras industrias petroleras y no al de PDVSA. Otro está en el país trabajándole a transnacionales que le ofrecen salario digno y mejores paquetes laborales, pero están contribuyendo al enriquecimiento de una transnacional y no al de la petrolera estatal”. La experta insistió en que hay venezolanos aquí capacitados para exploración, producción y diversificación de los productos derivados del petróleo.
Trabajadores con hambre luchando por cambiar la realidad
Si la petrolera nacional está en
crisis profunda por falta de inversión y mantenimiento, su masa laboral también
y eso afecta no solo la producción sino al último eslabón: las familias. José
Bodas, Secretario General de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros
de Venezuela, apuntó que la destrucción de PDVSA se concreta en la destrucción
de las refinerías.
El dirigente sindical citó que la refinería Puerto La Cruz, con una capacidad instalada de 190 mil barriles diarios de petróleo, tiene 2 años paralizada; el Complejo Refinador Paraguaná, con capacidad de 950 mil barriles diarios, alcanza menos de 20 % y prefirió no hablar de la situación de la Refinería El Palito. Calificó como grave la situaciones con el mantenimiento de los taladros y, más aún, la de los trabajadores: “hay problemas con las baterías y los frenos (de los vehículos para trabajar), los equipos… La misma situación en los muelles donde se embarca petróleo».
Bodas aseguró que este panorama tiene impacto en la producción y, aunque, no hay cifras oficiales, “las más cercanas a la realidad reportan que actualmente, Venezuela produce un poco más de 500 mil barriles de petróleo por día. César Heredia, redactor de Cotejo – plataforma de fact checking aliada de Medianálisis – recopiló datos según los cuales, en condiciones idóneas, entre 2004 y 2007, Venezuela producía 3,3 mil barriles diarios.
Comprometidos, nos quedamos en Venezuela
El trabajador petrolero hizo un ejercicio de imaginación. Avizora PDVSA como una industria del estado sin transaccionales, sin empresas mixtas, dirigida por técnicos con capacidad profesional, científicos capacitados para desenvolverse en una industria compleja, en un proceso de desarrollo. “Como siempre se dijo: sembrar el petróleo, sembrar los recursos dentro de la industria para que sirva de palanca para desarrollo y la diversificación de la economía”.
El sindicalista apuntó que a pesar de que los trabajadores y obreros tienen el contrato colectivo vencido, están sin pólizas de salud y no tienen dotación de implementos ni equipos de seguridad “tenemos compromiso con el país, con nuestras familias y con la industria, un compromiso de fortalecer la industria para nuestro país y la economía. Nos quedamos en este país para luchar. Es difícil tomar la decisión de irse, los venezolanos no tenemos esa tradición (emigrar). Es de mucha valentía quedarse para luchar todos los días”.